La revista "Colónida", fue iniciativa de un grupo de jóvenes surgido en Lima a comienzos de siglo, con ideas nuevas sobre el ejercicio del literario.
Sus cuatro números, aparecidos durante el primer semestre de 1916, representan para nuestras letras la irrupción de la literatura más refinada en el periodismo y el tránsito de la sensibilidad modernista.
Se ha afirmado a menudo que "Colónida", representó un movimiento, pero lo cierto es que la actividad de sus redactores y colaboradores fue demasiado anárquica y personal, como para merecer tal nombre.
La revista sirvió para que un grupo de escritores lanzase su manifiesto literario, tan efímero como influyente en su tiempo.
De la actividad de "Colónida" sólo quedan algunas huellas en la trayectoria personal de quienes empezaron colaborando en sus páginas, y una antología que agrupa a poetas dispares: Las voces múltiples (1916). En esta antología aparecieron –entre otros- Pablo Abril de Vivero, Alfredo Gonzáles Prada, Federico More, Félix del Valle y Abraham Valdelomar.
El animador de los "colónidas" fue Abraham Valdelomar, y hasta hoy su figura es la más estrechamente asociada con el espíritu de la revista. En muchos sentidos Valdelomar fue "Colónida". Su excentricida y talento es probable que el manifiesto no hubiera pasado de ser una reunión de puras individualidades sin pensamiento unificador y sin mayor relieve.
El nombre de “Colónida”, que iba unido al dibujo de las carabelas en la carátula, era como una advertencia a que se estaba ante “una secuela de la obra de Colón, un pie en un nuevo mundo: el de la nueva literatura” (Luis Alberto Sánchez, en el prólogo de la reedición facsimilar de la revista en 1981).
LA REVISTA TUVO, EMPERO, UNA DURACIÓN EFÍMERA. Se publicaron solo cuatro números: el primero, el 18 de enero de 1916; el segundo, el 1º de febrero; el tercero, el 1º de marzo, y el cuarto y el último, el 1º de mayo. En los tres primeros números figuró Abraham Valdelomar como director; en el cuarto y último se presume que lo dirigió Federico More.
CONTENIDO:
Colónida fue un grito de audaz rebeldía, no por las carátulas que resaltan curiosamente y, hasta cierto punto, conservadoras, sino por su texto.
Lo que podríamos llamar el editorial del primer número titulado "Falsa Carátula", es una confirmación del propósito de novedades metafóricas y verbales que animaba a Valdelomar.
También allí se hizo publicidad a Las voces múltiples. Alfredo González Prada incluyó una carta de Rodó; Alberto Ulloa Sotomayor, exhumó al ya olvidado poeta Nicanor Della Roca de Vergallo, gran bohemio del siglo XIX, a quien Victor Hugo, Verlaine, Mallarmé, Leconte de Lisle y otros grandes escritores franceses alabaron y recomendaron al congreso del Perú para que se le otorgase una pensión en Francia.Lo que podríamos llamar el editorial del primer número titulado "Falsa Carátula", es una confirmación del propósito de novedades metafóricas y verbales que animaba a Valdelomar.
En el segundo y tercer número, se insertó un violento y oratorio ataque de Federico More a Ventura García Calderón así como una penetrante crítica elogiosa de José María Eguren por Enrique A. Carrillo (Cabotín). Un reportaje sintético de Valdelomar al aviador brasileño Dumont; sonetos místicos de José Carlos Mariátegui; un largo poema, de corte civil, de Percy Gibson.
Finalmente, en el cuarto número, que ya no controló Valdelomar, un elogio de los estupefacientes y UNA DIATRIBA CONTRA EL ALCOHOLISMO, en el editorial que, indudablemente escribió Federico More, adicto a dos de los "paraísos" artificiales, entonces en limitadísima boga.
Luis Alberto Sánchez. Prólogo de Valdelomar / Obras. Lima, Ediciones Edubanco, 1988.
José Carlos Mariátegui afirmó que Colónida “no fue un grupo, no fue un cenáculo, no fue un escuela, sino un movimiento, una actitud, un estado de ánimo. Varios escritores hicieron “colonidismo” sin pertenecer a la capilla de Valdelomar”.
El retorno a la realidad inmediata. Los escritores postmodernistas renegaron del exotismo y los temas fantásticos propios de la literatura modernista. Buscaron recuperar la emoción por las cosas humildes y simples de la vida cotidiana y retornaron, en muchos casos, a la literatura confidencial e intimista.
Finalmente, en el cuarto número, que ya no controló Valdelomar, un elogio de los estupefacientes y UNA DIATRIBA CONTRA EL ALCOHOLISMO, en el editorial que, indudablemente escribió Federico More, adicto a dos de los "paraísos" artificiales, entonces en limitadísima boga.
Luis Alberto Sánchez. Prólogo de Valdelomar / Obras. Lima, Ediciones Edubanco, 1988.
José Carlos Mariátegui afirmó que Colónida “no fue un grupo, no fue un cenáculo, no fue un escuela, sino un movimiento, una actitud, un estado de ánimo. Varios escritores hicieron “colonidismo” sin pertenecer a la capilla de Valdelomar”.
El retorno a la realidad inmediata. Los escritores postmodernistas renegaron del exotismo y los temas fantásticos propios de la literatura modernista. Buscaron recuperar la emoción por las cosas humildes y simples de la vida cotidiana y retornaron, en muchos casos, a la literatura confidencial e intimista.
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